La tesorera del Cementerio
Contar nuestros miedos, verbalizarlos es como quitarnos un peso de encima. Un peso que a veces no nos deja dormir o entrar a una habitación en penumbras. Nuestro equipo decidió buscar esas historias míticas, esas leyendas urbanas y llevarlas de un lado a otro, e intentar que la experiencia de la tradición oral se hiciera presente en cada una de las sedes. Y fue así como oímos del pomberito, la llorona o la cautiva del arroyo Maldonado. Una gran fusión de leyendas provincianas y latinoamericanas que hablan del complejo entramado cultural que nos recorre. En el Bajo Flores los chicos, luego de conocer las historias de otros barrios, se animaron a inventar un personaje que deambula por las tumbas del cementerio de Flores. (Noe Lynch)
LA TESORERA DEL CEMENTERIO
Había una vez una viejita que iba al cementerio todos los días a buscar cosas valiosas.
Entonces un día se fue al cementerio y ahí estaba el cuidador del cementerio. Entonces la viejita le preguntó al cuidador si podía entrar al cementerio y el cuidador le respondió que no, que las visitas se podían hacer solamente de día. Y la viejita le respondió:
-Es que vengo de muy lejos a visitar a mi hermano que murió en la guerra.
El cuidador la miró y le dijo:
-Bueno pase, pero venga, rápido, la vengo a buscar dentro de 15 minutos.
Y la viejita:
-Gracias, muchas gracias que dios lo bendiga.
Entonces la viejita entró al cementerio con una bolsa, y ahí llevaba un jabón, un palo y un hacha. La viejita sacó el palo de la bolsa y se fue caminando hacia las tumbas y con el palo fue probando la profundidad de las tumbas. Así iba caminando hasta que se encontró con una tumba abierta y vio que estaba una mano salida. La mano tenía un anillo que brillaba mucho entonces sacó el jabón y trató de sacar el anillo y como no podía y venía rápido el cuidador, la viejita sacó el hacha y cortó la mano.
La viejita salió del cementerio y en la puerta se encontró con un carro al que hizo parar. La viejita le preguntó al señor del carro si la podía llevar y el señor le contestó:
-Bueno, entre.
La viejita le dijo:
-Una cosita más, ¿me puede ayudar a subir? Es que soy muy viejita y no puedo.
Entonces el hombre le contestó:
-No puedo ayudarla porque mi mano está en su bolsa.
Brian Areco, 11 años
Esc: nº 22 DE 11
IMÁGENES DE LA HISTORIETA REALIZADA POR LEANDRO AYALA Y TODO EL GRUPO DE ESTA ESPELUZNANTE HISTORIA:
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Había una vez una viejita que iba al cementerio todos los días a buscar cosas valiosas...
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-No puedo ayudarla porque mi mano está en su bolsa.
1 comentario:
las historia esta bien pero los dibujos dan asco
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